Tengo la enorme suerte de poder participar como fotógrafa en algunos montajes de teatro clásico. La compañía Teatro Par me abre sus puertas y me deja chismorrear en todos los ámbitos de su montaje. Es un trabajo que no tiene precio porque todos son la compañía. Todos montan. Todos desmontan. Todos están atentos hasta el más mínimo detalle.
Hasta el momento he compartido con ellos dos montajes. El primero fue la tradicional representación de Don Juan Tenorio de José Zorrilla en la Diputación Provincial de Córdoba en el año 2012 y he repetido este 2013. La segunda ha sido en el incomparable marco de la Mezquita de Córdoba gracias al Cabildo de la Catedral de Córdoba, poniendo en escena el auto sacramental "La cena del Rey Baltasar" de Pedro Calderón de la barca.
En esta entrada os quiero contar cómo se ve desde fuera la transformación de un actor en personaje, tal como describe el título. Visto desde fuera y con el ojo fotográfico.
Os pongo en situación. Los actores van llegando, unos más puntuales que otros. Los ves vestidos de calle, personas de diferentes edades y estilos. Si te los cruzas por la calle es difícil pensar que puedan convertirse en una cándida Doña Inés o en el Juicio de Dios.
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Comienza la tranformación |
En esta imagen la actriz se va concentrando. Va perfilando sus rasgos a los del personaje. Acentúa algunas facciones para que no sean borradas por los focos. Está concentrada en el texto, repasando versos. Aprovecha cualquier lugar, un poco de soledad, fija su imagen en el espejo.
Pero no está sola del todo. Los espacios son los que son y las representaciones se llevan a cabo en los lugares mas insospechados, como en este caso, en el Palacio de la Merced de Córdoba, donde se cuenta que Isabel la Católica, a escondidas de su señor esposo, se reunió con Cristobal Colón para darle sus joyas y así financiar el Viaje.
Pero volviendo a los actores, comparte los espacios, que nunca sonlos apropiados, Pocas veces disfrutan de camerinos con iluminaciones apropiadas. Hay veces que mientras uno pulsa la luz, otro se maquilla. O se visten en un salón de actos.
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El espacio es para todos
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Algunos buscan un poco de aislamiento, o simplemente están pendientes de su equipo, que jugaba hoy. Dependiendo de la época, o del personaje, tienen que adaptar su apariencia física, llevar pelo donde no suelen llevarlo...
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Reparto del espacio |
Hay veces que tú estás ahí, tan arrinconada que casi no te ven, y entran en encuadre, y te piden disculpas, y luego agradeces la metedura de pata, porque da movimiento y sentido a la imagen. Es una pequeña intrusión en su preparación, porque como fotógrafa no quieres alterar su normal funcionamiento, y verdaderamente es lo que quieres captar, a ellos, su mundo, su transformación.
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Tras la puerta |
Entre pinturas y atrezzo están ellos, pero ya vas viendo al personaje. Van envejeciendo, tomando un tono más serio, o más dulce, o más pícaro, o más brabucón. Ya van asomando los personajes.
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¿En qué siglo ando? |
Bandean los tiempos, y un señor vestido como lo hacían en el Siglo de Oro puede estar buscando las llaves del coche a la vez que maldice en verso.
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Un poquito más viejo |
O un chico joven busca parecer un hombre de edad de tener a un hijo sinvergüenza. Un poco de blanco por aquí, unas líneas de expresión por allá...
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Doncellas |
Unas hermanas cuales doncellas ayudan con los ropajes y los cordones, al tiempo que dan las últimas instrucciones.
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Aparezco |
Por un momento en el encuadre se vuelven a confundir épocas. Y sin querer, o no, ahí estas, viajando en el tiempo inmersa en un ir y venir de ropajes, decorados y textos.
Hoy me he encontrado con esto...que bonito lo ves!! Gracias!!
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