miércoles, 9 de julio de 2014

Del Camino de Santiago

Va a hacer un año que llegué. Cómo pasa el tiempo.O mejor dicho. Cómo pasas tú por el tiempo. Porque en estos meses han cambiado cosas en mi vida. Pero esa es otra historia. Este es un artículo de sensaciones. Y aunque yo iba buscando un cambio en el Camino, el cambio estaba dentro de mi.
Cuando llevas mucho tiempo soñando con hacer algo, y en la primera vez fracasas porque en tu lucha personal ha ganado el cuerpo, se siente una frustración tan grande que se te encoge la garganta, el pecho, el corazón y hasta te cuesta respirar.

Es lo que me pasó a mi cuando intenté el Camino la primera vez en el 2011. Empezamos en Villafranca del Bierzo, casi a 200 km de Santiago. El Bierzo me enamoró, unos paisajes increíbles, unos pueblos preciosos, un ambiente peregrino genial, pero a destacar, la subida a O Cebreiro. Ahí es donde te das cuenta dónde te has metido. Hasta que llegas a Hospital, piensas que el Camino no es tan duro como te habían contado. Has madrugado, pero andas en el amanecer y a la fresca. Hay silencio, interrumpido por algunos coches que saludan a los peregrinos. En Hospital paras un poco para reponer fuerzas y comenzar la subida.

Hospital
Hospital

Hay que subir 609 metros de altitud, es decir, de 687 metros de altitud en los que está Hospital a O Cebreiro a 1296, en una distancia de unos 8 kilómetros. El primer tramo de subida termina en La Faba. Si os soy sincera, ni vi lo que había allí, cuando llegué me faltaba el aire, y solo pude tirarme en el suelo y tomar un zumo y un plátano.Y el último tramo, en el que cruzas el límite entre León y Lugo es muy duro, porque casi no hay vegetación y si te pilla un poco de sol puedes pasar bastante calor. Pero tú sigues, porque hay que llegar. Creo que esa es la frase del Camino. HAY QUE LLEGAR. 

Villafranca del Bierzo
Villafranca del Bierzo


Villafranca del Bierzo
Villafranca del Bierzo


Y llegué a O Cebreiro. Aunque es muy turístico, las piedras que lo conforman transmiten paz. Por lo menos a mi. Y la altura a la que está ayuda, porque se ve el valle. Y te sientes pequeño ante la inmensidad. Pero a la vez grande por haber llegado.

O Cebreiro
O Cebreiro

Y bueno, después de dos etapas, no pude más. Da igual lo que me pasara. Pero no pude. Me quedé desde donde empieza la mayoría: Sarria. Pero lo peor fue tener que llegar a Santiago, para poder coger el avión de vuelta, y no hacerlo andando. Aún me emociono cuando lo pienso. La sensación de fracaso sigue ahí. 
Fue una experiencia. No sé ni cómo calificarla. No es agradable, pero a mi me gusta sacar algo bueno de todo. Y esa experiencia me enseñó muchas cosas sobre mí, sobre mi pareja y sobre afrontar situaciones que te desbordan.

Pero llegó la nueva oportunidad. Empezando en Sarria el año pasado. La emoción embargaba todo mi cuerpo y me daba una energía increíble. Tenía ganas de saltar y bailar. Pero en el Camino es importante gestionar las fuerzas. Y aun así es duro. Y mi cuerpo me volvió a poner a prueba. Pero esta vez hice un pacto: Te dedico un poco de tiempo, pero esta vez llegamos. 

Y llegamos. Ahora sí que me emociono recordando esa entrada a la Plaza del Obradoiro. Una gaita sonaba en una de las puertas de acceso. Hacía sol. La plaza estaba a rebosar de peregrinos. Y ya no pude más. Una inmensa alegría recorrió mi cuerpo. Y aún lo recorre. Volví a mirar esa catedral que había visto la otra vez. Pero dentro de mi un sentimiento de superación me hacía reir y llorar al mismo tiempo mientras mi chico me abrazaba. HABÍAMOS LLEGADO.

El polvo del Camino
El polvo del Camino

La llegada
La llegada

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